Pablo Moyano endurece su postura sindical y refuerza alianzas opositoras a Milei

Tras dejar su cargo en la CGT, el dirigente sindical busca consolidar alianzas con sectores combativos y estrecha vínculos con el kirchnerismo duro, movimientos sociales y gremios clave.

Tras su renuncia como secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT), Pablo Moyano está consolidando un frente sindical combativo para enfrentar las políticas del presidente Javier Milei.

Este nuevo espacio, que incluye la reunificación de las CTA y una postura más firme en las paritarias de Camioneros, también estrecha vínculos con sectores kirchneristas, movimientos sociales y gremios como ATE y La Bancaria.

En ese marco, el secretario adjunto del gremio de Camioneros, Jorge Taboada, lanzó un mensaje claro a los empresarios y al Gobierno:

“La paritaria de Camioneros no es cualquier paritaria. No estamos dispuestos a resignar absolutamente nada. Llevaremos la pelea a la instancia que sea necesaria”, expresó.

Moyano también mantiene encuentros frecuentes con referentes sindicales como Rodolfo Aguiar, de ATE, y con líderes de gremios influyentes como SMATA, Aeronáuticos y los docentes, en un esfuerzo por unir fuerzas contra las políticas de ajuste y liberalización impulsadas por la administración de Milei.

Un frente político y sindical más amplio

El líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, complementa este movimiento con el relanzamiento de una agrupación peronista enfocada en trabajadores de empresas de energía. En un acto reciente, Kirchner subrayó la necesidad de "poner la economía al servicio de las personas y no de la macro", en línea con la resistencia a las políticas económicas oficialistas.

Moyano, por su parte, también se acerca a organizaciones piqueteras y movimientos sociales, reforzando su posición como uno de los principales opositores desde el ámbito sindical. Este frente busca revivir una estrategia histórica de confrontación que Hugo Moyano ya aplicó en los años 90 frente al menemismo.

El distanciamiento de Moyano con la CGT fue motivado por la negativa de su cúpula dialoguista a convocar un paro general antes de fin de año, una medida que el sector más combativo considera fundamental para resistir las políticas de ajuste del gobierno.