Comité de crisis y coordinación con Brasil: estrategias para evitar apagones en el verano
El Gobierno, a través de un Comité de Emergencia que se reúne quincenalmente, busca garantizar el suministro y evitar apagones masivos mediante acuerdos internacionales, planes de mantenimiento y potenciales cortes programados.
El Gobierno refuerza su estrategia energética frente a un verano que podría ser crítico debido al aumento de la demanda eléctrica y los desafíos climáticos. La colaboración internacional y medidas locales buscan evitar cortes masivos.
El sector energético argentino atraviesa una etapa de preparación intensa para afrontar un verano que podría ser marcado por olas de calor extremas y alta demanda eléctrica. El Gobierno, a través de un Comité de Emergencia que se reúne quincenalmente, busca garantizar el suministro y evitar apagones masivos mediante acuerdos internacionales, planes de mantenimiento y potenciales cortes programados.
La colaboración con Brasil ha sido clave tras un año de sequía que afectó severamente el aporte hidroeléctrico. Las lluvias recientes en el sur de Brasil han mejorado la generación de energía en la región, pero la disposición de ese país para compartir recursos sigue siendo incierta.
Por otro lado, el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre la posibilidad de temperaturas por encima de la media en enero y febrero, lo que podría generar olas de calor y elevar la demanda eléctrica.
La preocupación central recae en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde la infraestructura energética enfrenta limitaciones críticas. Mientras que el consumo puede alcanzar hasta 12.000 MW en picos, las líneas de alta tensión solo permiten el ingreso de 7.000 MW, obligando a las centrales locales a cubrir el déficit. Empresas generadoras, como Central Puerto, están acelerando la reactivación de ciclos combinados en mantenimiento para sumar capacidad al sistema.
En octubre, el Gobierno emitió la resolución 294, que habilita cortes programados para grandes industrias en caso de emergencia. Sin embargo, expertos advierten que estas medidas son paliativas y que, sin inversiones estructurales, la situación podría empeorar en los próximos años.
El sistema energético enfrenta el desafío de renovar equipos obsoletos, algunos con más de 70 años, y mejorar la capacidad instalada con nuevas centrales térmicas. La licitación para 29 proyectos de generación térmica, suspendida por la actual gestión, podría haber aportado 2.000 MW adicionales, una necesidad imperiosa para los años venideros.
El verano 2024-2025 será una prueba de fuego para el sistema energético argentino. Aunque las medidas actuales buscan atravesar el período crítico, la falta de decisiones estructurales podría generar mayores tensiones en los próximos años, especialmente con el crecimiento vegetativo de la población y la reactivación económica.